Simone Biles es una gimnasta estadounidense, la más premiada en la historia de la gimnasia. Ella ha demostrado cómo hay alternativas al miedo y a la disciplina férrea y autoritaria (la seleccionadora nacional prohibía la pizza y tener novio) para llegar a lo más alto. No solamente ha sido capaz de triunfar en un deporte en el que apenas existen referentes afros sino que lo ha hecho desafiando el estilo dictatorial de la entrenadora del equipo olímpico y también denunciando los abusos sexuales del médico de la selección, Larry Nassar. #MeToo, escribió Biles en su cuenta de Instagram, explicando lo vulnerable que se sentía al leer las declaraciones de compañeras que habían sufrido los mismos abusos que ella, y añadió lo decidida que estaba a no culparse a sí misma y a salir adelante.
Biles ha encontrado su voz y la ha elevado para apoyar el movimiento "Black Lives Matter": "Necesitamos el cambio. Necesitamos justicia para la comunidad negra. Las protestas pacíficas son el principio del cambio pero es triste que hacerse escuchar sea tan difícil", ha declarado a la revista Vogue en el verano de 2020.
El mensaje de Biles a las mujeres está tan lleno de fuerza como sus increíbles saltos: "No importa lo buena que seas en el deporte,en la vida, en el trabajo, lo primero de lo que la gente habla es de tu aspecto (…) Se metían con mi pelo. Con el tamaño de mis piernas. Dios me hizo así y siento que si no tuviese estas piernas, estas pantorrillas, no podría caer de tan alto como lo hago ni tener todos esos ejercicios gimnásticos con mi nombre" dice Simone.